domingo, mayo 04, 2008

Ser sociable ser político Ser ético

Anoche me encontró mi amiga Sandra sumergida completamente en mis universos azules, ajena del mundo y de todo lo que esto conlleva. Pintando e imaginándome un mundo mejor, que es por lo que normalmente pinto o escribo. Ella vino con una soga que tiro al cielo me ato un pie y poco a poco fui descendiendo al mundo real cotidiano que habitamos.

Siempre que Sandra aparece en casa y yo hago el camino de vuelta al mundo, que a veces me cuesta recorrer, ella paciente me escucha todas mis vueltas que vienen desde el fondo de mi cabeza clamando lo que realmente me preocupa y dando unas y otras soluciones, serias para cambiar las cosas. En ese camino arduo y paciente, paso de lo personal, lo familiar a lo social que compartimos, a esos espacios comunes que habitamos y desde ahí otra vez volvemos a deslumbrarnos pues todo vuelve a estar atravesado por el deseo, por el amor a lo que haces y por la vida, y es en ese punto donde vuelve a ser todo personal.

Transcribir toda la conversación seria aburrido incluso para las protagonistas, aparte de inquirir en un derecho de intimidad.

Pero si que quería comentar el momento en el que hablamos de que era “ser sociable = ser político = ser ético”, saliendo de la etiqueta simplemente y yendo un poco mas allá. Hablando de una postura de no conformidad y de confrontación desde los propios valores, que llegará a cada acto y momento que vivas, no simplemente a tus momentos militantes, en colectivos o grupos. Sino abarcando todos los ámbitos, una búsqueda de coherencia individual entre lo que hacemos y lo que decimos. Aunque suene redundante, y se haya dicho hasta la saciedad: La palabra sin actos que la sustenten es una quimera vacía de sentido y de valor.

Me gustaría decirle a mucha gente, se quien eres por tus actos mas cotidianos, no por tu discurso, no por tus palabras.


Es tremendamente difícil la coherencia, sobre todo que para intentar ser coherente, primero tienes que saber quien eres, que quieres y hacia donde quieres ir. Tres temitas en si mismos que te pueden llevar la vida entera en responderlos, pero si es cierto que a veces es mas fácil delimitar nuestras fronteras desde la negación, primero se quien no soy, también se lo que no quiero y a donde no quiero llegar. Y desde ahí, nos posicionamos en cada espacio, de forma coherente en la medida de lo posible con lo que no queremos.

Cuando esto lo llevas a la practica, se multiplican los conflictos, quizás porque es una forma activa de vivir y esto conlleva mover cosas, poner cosas en movimiento. Si te mueves de verdad y tus palabras no son caricias o ilusiones que se lleva el viento, todo se convierte en movimiento. Y el movimiento es en si una crisis y un conflicto. Pues cuando se dan las cosas como estáticas y tu las mueves hay muchas personas que pueden no compartir este deseo. Y simplemente quieren asumir que todo esta quieto, que es inamovible.

El amor, la amistad, las relaciones de vecindad, la familia,
Los compañeros de trabajo, los desconocidos del metro… todo esta como un forma estática con unas relaciones predeterminadas y diseñadas, pero si te sales de ahí generas un movimiento. Y también desconcierto.

Si vas en el metro, todo el mundo de forma cortes, intenta no fijar demasiado tiempo la mirada en un punto para no molestar. Estas tremendamente cerca y no te tocas… y amablemente ignoras al otro. Yo volvía en el metro hace dos días y estaba observando a una chica muy joven que estaba de pie junto a mi, su cara transmitía hastió y un cansancio mezclado con tristeza, en el metro cada uno en su burbuja, hay momento que si observas te metes en la vida de otros como por una ventana. Yo la mire y le dije: siéntate. Ella me sonrío con todo el cuerpo y se sentó en mi sitio. Yo me fui a otra esquina del vagón y la olvide, sobre todo para no hacer mas evidente lo extraño de la situación. Pues en el metro hay muchos carteles de dejar el asiento a embarazadas, abuelos y personas con problemas de movilidad. Pero que pasa con las personas con agotamiento existencial, con tristeza… ??no deberías también poderles ceder el asiento… Desde luego el resto del vagón me miraba como un bicho raro, cosa q tampoco me disgusta mucho. Pues ya estoy acostumbrada.

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